Como ya sabemos, en todo viaje que supere las dos horas de conducción hay que hacer algunas paraditas, imprescindibles para estirar las piernas, conocer otros lugares que nos "pillan de paso", relajarnos y asimilar muchas de las cosas vividas durante el trayecto.

 

Lo mejor de estas paradas es que forman parte del propio viaje y que pueden ser tan importantes o más que el lugar de destino. 

 

Por todo ello, no las subestimes, dales el valor que tienen, vívelas intensamente y respíralas pueden ser, sin que aún lo sepas, lo mejor de tu viaje.